Varios residentes de las unidades Niza I y Niza II de la comuna El Jardín de la ciudad de Pereira, manifestaron a El Diario del Otún la preocupación que viven en la actualidad sobre el futuro de la movilidad vehicular en el sector donde residen, ya que hasta el día de hoy no han obtenido una respuesta sobre la dirección en que transitarán los vehículos en la calle 37.
Los habitantes de la zona manifestaron el agradecimiento de la construcción del Anillo Longitudinal ya que aseguran que esta vía descongestionará gran parte de la Avenida 30 de Agosto, aunque también se quejaron por el futuro incierto de la movilidad del sector, en especial para la salida de los vehículos de los conjuntos de la calle 37, ya que el flujo vehicular en esta calle en la actualidad se dirige en un solo sentido.
Los vecinos afirmaron que de entrar en funcionamiento una doble vía, la salida de los automóviles se vería estropeada por el alto índice de vehículos recorriendo este lugar de manera continua.
En la actualidad, los habitantes del sector deben llegar hasta la calle 40 para poder encontrar un punto de retorno para llegar a sus hogares.
Otra de la quejas efectuadas por quienes viven cerca del Anillo Longitudinal es que el puente que comunica la fase II y III de esta obra, se ha convertido en un foco de drogadicción ya que cuando cae la noche son muchas las personas que llegan a este puente para consumir toda clase de estupefacientes.
Este mismo puente se ha convertido también en un parqueadero gratuito, ya que quienes suelen jugar al fútbol en las canchas sintéticas del sector, copan todo el espacio con sus automóviles como si esta obra fuese de uso exclusivo para los usuarios de dichas canchas, sin que ninguna autoridad tome cartas en el asunto.
El tema de la seguridad también es una preocupación constante para quienes viven en el lugar ya que muchos aseguran que desde que se dio apertura al tramo III, la inseguridad se ha apoderado de las calles, pues existe una ruta de acceso al barrio San Nicolas, la cual se encuentra rodeada por una gran zona verde que se presta para que los delincuentes cometan sus delitos y puedan huir con gran facilidad. Aunque las autoridades ya fueron advertidas, los lugareños esperan una solución pronta a esta problemática que aflige a más de un centenar de familias que viven en esta zona de la capital de Risaralda.
