Jenny De la Barrera
El Diario del Otún
El Diario del Otún

Muchas de sus alumnas se motivan a mover las caderas por una razón diferente a la de seducir con sus movimientos. Se trata de una cuestión de baja autoestima, problemas emocionales, anorexia e incluso adicciones.
“Hace 5 años
llegué a la danza porque estaba muy deprimida y una amiga me llevó a un
grupo. Una vez comencé a danzar, empecé a sentirme mejor y a despertar
la alegría de mi ser, a tener seguridad en mi misma y a mejorar mi
autoestima”, expresó Buitrago quien en los inicios de su carrera
perteneció al grupo de Danza Oriental Shazadi, donde compartió y
aprendió junto a sus compañeras durante casi dos años y medio.
Gracias
a su experiencia personal, la joven maestra concibe la danza oriental
como una herramienta terapéutica y de sanación, que ayuda a las mujeres a
sentirse mucho más relajadas, armoniosas, saludables y felices consigo
mismas y su entorno, mensaje que ha llegado muy bien a las pereiranas.
“La
danza oriental ha tenido una acogida muy buena en Pereira, las mujeres
están ávidas por despertar en ellas la alegría y seguridad. Hay mujeres
que la buscan para relajarse”, señaló.
Además que
contrario a lo que se piensa, en Pereira mujeres de todas las edades y
estratos sociales están optando por el baile como una alternativa para
reencontrase con ellas mismas.
“He visto a varias alumnas
llorar en la primera clase porque comienzan a sacar de adentro muchos
sentimientos negativos que llevan reprimidos, mucha tristeza y
frustraciones”, dijo Buitrago.
Agregó que para danzar no
es necesario un cuerpo escultural “es para todas y todos los cuerpos.
Hay mujeres muy delgadas que no mueven un músculo y mujeres muy pesadas
que se mueven impresionante”.
Buitrago enfatizó en que la
danza es la antesala a un estilo de vida saludable, “puesto que los
movimientos requieren fortaleza muscular, resistencia cardiovascular y
fluidez en el cuerpo”, puntualizó.