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Ruido y más ruido



Por estos días de fiestas el ruido en la ciudad se sube a niveles que espantan. Y los pereiranos deben sufrir la desconsideración de bares y lugares de rumba. Eso no sería malo si aquí tuviéramos zonas especiales señaladas para eso.

Pero como en Pereira todo se mezcla, resulta que es inevitable que en los sectores residenciales, o que tradicionalmente han sido residenciales, haya llegado el ruido de la rumba , invasora y dañina.


Qué sienten los que viven aún en la avenida Circunvalar y sectores vecinos de Los Alpes, Pinares Alto, La Rebeca, la Enseñanza que han visto transformarse lo que antes era un lugar de vivienda apacible y tranquilo en el infierno que hoy padecen porque se ha venido autorizando la apertura de discotecas, bares, lugares de música a altos volúmenes sin ningún control. Para ellos, como lo manifiestan públicamente, es imposible dormir y descansar tranquilos.


En Pereira es urgente revisar las normas que regulan las llamadas zonas rosas destinadas a la parranda para que puedan allí realizar su actividad sin que trastornen la vida, los gustos y la paciencia de los vecinos.