
FABIAN HENAO OCAMPO
EL DIARIO DEL OTÚN
Pero nunca será lo mismo ver la historia actuada en una película, que leerla en el libro. A la historia actuada le hacen adaptaciones, le quitan muchos elementos y la hacen más rápida para que sea más comercial. El libro por el contrario se detiene en los pormenores y por alguna razón uno lo recuerda más al leerlo que al verlo actuado; puede decirse que la película es solo un complemento del libro. En la película usted no tiene que hacer la gimnasia mental que el libro le exige.
En 2007 un estudio de la universidad de Stanford detectó que los lectores ávidos aumentan su reserva cognitiva que es el capital intelectual del cerebro. Actividades desafiantes como leer o entrenar la mente, protegen al cerebro de enfermedades neurodegenerativas.
Por el envejecimiento de la población, el mal de Alzheimer será la epidemia del siglo XXI. La lectura previene y retrasa la aparición de esa enfermedad y reduce el número de casos. La reserva cognitiva mejora la capacidad para compensar el daño cerebral. Un cerebro activo realiza mejor su función e incrementa la rapidez de la respuesta, ya que mientras se lee, se obliga al cerebro a pensar, relacionar conceptos, ejercitar la memoria y a imaginar; la lectura también genera temas de conversación, lo que facilita interacción y relaciones sociales, mantiene al cerebro ejercitado, reduce el nivel de estrés y facilita el sueño.