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Leer, la mejor gimnasia para el cerebro - El Diario Del Otún - Septiembre 24 2014

FABIAN HENAO OCAMPO 

EL DIARIO DEL OTÚN
Quiero aprovechar este espacio para hacer una pequeña reflexión sobre la importancia de la lectura en el mundo escolar. 
 
Hace unos días tuve la oportunidad de preguntarle a un grupo de 40  estudiantes si habían leído Cien Años de Soledad;  La Bruja de Germán Castro Caicedo; La Divina Comedia de Dante Alighieri; El Alquimista de Pablo Coelho; no, no, no y no;  a duras penas habían leído el Principito, Caperucita Roja  y Los Pitufos; algunos inclusive se lanzaron a decir que de vez en cuando leían el Vea Pués o el horóscopo de cualquier revista. 
 
Uno de los grandes inconvenientes de una persona que no lee, es que no tiene nada de qué hablar;  las palabras se le quedan cortas a la hora de expresarse  y se cierra en la posibilidad de hacerle gimnasia al cerebro.   Cuando uno lee, descubre mundos que uno ni se imaginaba que podían existir; aprende adescubrir el arte, la ciencia, el pensamiento, las palabras y un mar de posibilidades infinitas que se reflejan y se dibujan a través de las ideas del autor.
 
Al leer usted puede encontrarse con una vaca verde, con un camión de llantas cuadradas, con una ciudad a la que le llegó la enfermedad del olvido y tuvo que marcar con una etiqueta cada una de las cosas para saber cuál  era el martillo, el celular  y una casa y uno termina riéndose, llorando, peleando y hasta metiéndose con los personajes  para luego reproducir la escena  mental de todo lo que va aconteciendo.
 
Pero nunca será lo mismo ver la historia actuada en una película, que leerla en el libro. A la historia actuada le hacen adaptaciones, le quitan muchos elementos y la hacen más rápida para que sea más comercial. El libro por el contrario se detiene en los pormenores y por alguna razón uno lo recuerda más al leerlo que al verlo actuado; puede decirse que la película es solo un complemento del libro. En la película usted no tiene que hacer la gimnasia mental que el libro le exige.
 
En 2007 un estudio de la universidad de Stanford detectó que los lectores ávidos aumentan su reserva cognitiva que es el capital intelectual del cerebro. Actividades desafiantes como leer o entrenar la mente, protegen al cerebro de enfermedades neurodegenerativas. 
 
Por el envejecimiento de la población, el mal de Alzheimer será la epidemia del siglo XXI. La lectura previene y retrasa la aparición de esa enfermedad y reduce el número de casos. La reserva cognitiva mejora la capacidad para compensar el daño cerebral. Un cerebro activo realiza mejor su función e incrementa la rapidez de la respuesta, ya que mientras se lee, se obliga al cerebro a pensar, relacionar conceptos, ejercitar la memoria y a imaginar; la lectura también genera temas de conversación, lo que facilita interacción y relaciones sociales, mantiene al cerebro ejercitado, reduce el nivel de estrés y facilita el sueño.