Como Diego Fernando Mejía Londoño, de 36 años de edad, Paola Andrea Agudelo, de 28 años, y Jhonatan González Agudelo, de 25 años, fueron identificadas las tres personas que el pasado miércoles fueron asesinados en el municipio de Santa Rosa de Cabal.
Los cadáveres de Paola y su pareja sentimental Diego Fernando, fueron hallados al interior de una vivienda ubicada en el barrio La Pradera del sector de La Hermosa, con varios impactos de bala en su cuerpo.
Según vecinos del sector, siendo las 7:40 de la noche escucharon varias detonaciones que fueron confundidas con el ruido de pólvora, sin embargo minutos más tarde cuando el vigilante de la zona pasó por la casa que las tres víctimas habían alquilado 15 días atrás, notó que la puerta estaba entreabierta, hecho que le generó sospechas, pues los ocupantes solían permanecer encerrados.
Las autoridades fueron alertadas por la comunidad y al llegar hasta la casa no solo se encontraron con los cuerpos sin vida de la pareja, sino que también hallaron tres armas de fuego y 300 dosis de basuco.
Pero el caso no se cerró allí, pues mientras las autoridades realizaban la respectiva inspección a los cadáveres, descubrieron que un joven que había sido acribillado minutos antes en el barrio La Trinidad del sector La Horqueta, era Jhonatan González Agudelo, primo de Paola y quien vivía en la misma residencia.
A la tercera víctima las autoridades le hallaron en su poder de igual forma un total de 50 dosis de basuco.
Hipótesis
Aunque las autoridades trabajan actualmente en esclarecer los móviles del hecho, las primeras hipótesis indican que todo se habría tratado de un ajuste de cuentas, pues al parecer Diego Fernando, quien trabajaba como taxista en el municipio de Cartago (Valle), tenía amenazas en su contra presuntamente por negocios de microtráfico.
Una segunda versión apunta a que presuntamente en días pasados Mejía Londoño atentó contra la vida de un hombre conocido en el Municipio de las Araucarias con el alias de Tatán, en hechos registrados en la misma localidad.
Se conoció que las víctimas habían llegado a Santa Rosa desde hace 15 días para iniciar una nueva vida y en busca de oportunidades, para lo cual los tres alquilaron la vivienda argumentando al propietario que eran comerciantes.
