
Los registros fotográficos y el informe periodístico que publicó este medio en una de sus páginas el pasado martes, es el testimonio cierto de la trampa en que se han convertido últimamente, para los conductores desprevenidos, muchos de los cruces semaforizados de la ciudad después de ciertas horas de la noche.
Especialmente en los cruces con poca iluminación donde hay semáforos, se están apostando personas que aprovechando la obligación que tienen los conductores de parar ante la señal roja de los semáforos, los intimidan y les exigen la entrega de las pertenencias que tienen a su mano como celulares, relojes, pulseras, anillos, carteras, maletines, dinero y en general cualquier artículo de valor, so pena de causarles cualquier daño físico a su persona, o al vehículo.
Lo grave es que todo esto está ocurriendo en las noches, en los mismos semáforos y a pesar de las sucesivas y cotidianas denuncias ante las autoridades de las víctimas de esta peligrosa modalidad delictiva. Los atracadores, en su mayoría personas drogadas, se dan cita a las mismas horas de la noche, en las mismas esquinas y aprovechando la ninguna presencia de la Policía, a esperar que vayan llegando los vehículos para atracarlos.
Se dirá que cuidar toda la ciudad es muy difícil y disponer de una patrulla en cada semáforo es imposible; pero primero las cruces seleccionados por los delincuentes y donde se han cebado para cometer sus fechorías no son muchos, y segundo, la presencia policial es prácticamente nula en estas y en todas las esquinas de Pereira.
Encontrar una patrulla o un policía en el centro de la ciudad después de las ocho de la noche es una eventualidad y esto, por supuesto, lo sabe y lo aprovecha la delincuencia no solo para atracar a los conductores que transitan por ciertas calles y avenidas, sino para cometer toda clase de actos delictivos. Los pocos que hay se ven conversando y haciendo nada en unos CAI Móvil como el de la Plaza de Bolívar o el del Lago Uribe, cuya utilidad nadie conoce y hoy con todo esto es muy discutible.
Es urgente, pues, que la Policía revise su estrategia de vigilancia en la ciudad y que disponga de algunos agentes en aquellos cruces considerados críticos para la seguridad de los pereiranos, de tal manera que los conductores no tengan que exponer sus vidas y su integridad violando los semáforos, para evitar ser atracados mientras esperan la luz verde.