Con base en esto no tiene por qué haber en la Ciudad ningún establecimiento que omita la obligación de publicar en un lugar visible los precios de los productos que vende, ni de incluir de manera inconsulta determinado monto o porcentaje de la cuenta en ella, como propina por el servicio. Y si lo hay deber ser requerido por las autoridades para que se ajuste a la ley y cumpla con lo que esta establece, y si persiste en la falta debe recibir las sanciones correspondientes.
Desafortunadamente, en la práctica nada de esto ocurre ni nadie se preocupa por velar para que las normas vigentes se cumplan y mucho menos por sancionar a quienes se rehúsan a observar la ley. Y como el cliente muchas veces no conoce sus derechos ni las disposiciones que lo amparan, queda sometido a toda clase de excesos y a no pocos abusos.
Por eso, nos parece muy oportuno el anuncio que ha hecho la Secretaría de Gobierno Municipal de poner en cintura a todos estos establecimiento y exigirles, de un lado que pongan en un lugar visible los precios de los productos que venden y del otro, que adviertan a sus clientes que las llamadas propinas son voluntarias y su monto es exclusivamente a su arbitrio.
Lo importante ahora es que este anuncio no se quede en el papel y en buenas intensiones, sino que haya una verdadera decisión del gobierno municipal de hacer cumplir la ley y de proteger al consumidor frente a los desmanes y excesos de los dueños de los establecimientos abiertos al público. Ojalá, así se haga y sobre todo, sea una política de la administración y no un impulso de un día.
