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“Dime de qué presumes y te diré de qué adoleces”-El Diario del Otún-Mayo 27 2012


 El hombre fanfarrón es el que se jacta de lo que no es, especialmente de valiente y tumbalocas y desea ser reconocido como fortachón y  a la vez amante de todas las mujeres.

Cuidado muchachas con el hombre fanfarrón que es el que se jacta de lo que no es, especialmente de valiente. Lo mismo que el que carece de gracia y se considera un Adonis, y es el mismo que carga espejo en el bolsillo.

Angel Gómez Giraldo

El Dario del Otún



Este refrán que sólo se escucha en boca de personas de alguna formación intelectual, nos entrega una enseñanza tácita y es tan fácil de interpretar como el gesto de disgusto que le hace una persona a otra, evitando la ofensa verbal.



Cuando se le conoce o se escucha por primera vez, la persona concluye rápidamente  que es una verdad de perogrullo.



La verdad es que la expresión tiene cierto refinamiento,  pues se escucha casi siempre en tertulias de cierto nivel cultural y se lee en textos literarios o especializados.



Cuando la descargué en el recibidor de mi casa una mañana para mentes despejadas, la empleada del servicio doméstico que batía con estruendoso morbo el chocolate en la cocina para el desayuno cantando “Especito y espumoso como los jugos del amor”, cambió de tema  y aludiendo a lo que  yo acababa de referirme, lanzó una frase de desahogo: “Como mi Julio”.

Este hombre era su compañero sentimental por lo que pasé a reprocharle el haberle perdonando el engaño, continuando a su lado.



“Es que después que una mete la pata con un hombre es difícil sacarla”, argumentó a manera de disculpa.


A todos
A  muchas mujeres les pasa  lo mismo cuando el hombre que escogen para el "sudao" diario no es tan hombre como parece o tan rico como dice serlo.


Cuidado chicas con el hombre fanfarrón que es el que se jacta de lo que no es, especialmente de valiente. Lo mismo con el que carece de gracia y presume de Adonis, y es el mismo que carga espejo en el bolsillo.



¿Han visto cómo el hombre que presume de tenerlo todo no tiene nada? 

Entonces son las mujeres  de sangre fría las que se ven obligadas a desenmascararlos antes de domesticarlos para no sufrir luego con los agravios de la frustración.



Claro que algunos son tan listos  que cuando la mujer les pregunta “¿De qué presumes?”, ellos responden: “Ni de lo uno ni de lo otro porque soy hombre completo”.



Le corresponde a ella confirmar si él tiene las dos tan bien puestas. Téngase en cuenta que los hombres que son nones suelen ser demasiado tímidos con la mujer “acosona” o sea aquella que tiene manos para arar en terrenos masculinos.


Lo de Pastora
De otra parte es bueno que todos sepan lo que le pasó a Pastora,  una contorsionista que vino a Pereira a mediados del siglo pasado con un circo pobre.


Esta al finalizar la temporada circense se negó a continuar la gira para quedarse con el hombre del cual se había enamorado: un actor de teatro que a pesar de ser bonito carecía de amaneramientos, eso que los que tienen por qué saberlo llaman hombre apolíneo.



La tal Pastora contaba a sus amigas más entrañables que antes de contraer matrimonio con el actor, el amor que sentía  la llevaba a tratarlo con las mayores consideraciones y melosidades, tanto que le decía: “mi nardo precioso”.



Sin embargo al convertirse en la esposa legal se dio cuenta que tan solo era una rama seca. Cosas de la falsa apariencia y de la primera impresión que se dice que no tiene una segunda oportunidad si la persona que conocimos la vimos a plena luz del día, porque como dice otro refrán: "De noche los gatos son pardos”.



¿A quién no le ha pasado que en el  día tiene que escupir lo que besó en la oscuridad de la noche?



Sin embargo ocurre que las personas que no están seguras de lo que guardan bajo la ropa, al momento del ayuntamiento carnal prefieren la oscuridad. 


Lo que pasa
Yo me aferro a lo que recomendaba  el abuelo cuando la familia se reunía alrededor de la mesa del comedor: “Muchachos,  antes de comer miren bien que  la sopa no vaya a tener un pelo”. 

Lo escuchaba también la cocinera mientras servía los alimentos  y lo tomaba como una advertencia  para que mantuviera bien asegurado el pañuelo blanco en la cabeza.



De verdad que nada es tan repulsivo como un pelo fuera de lugar. La persona escrupulosa puede llegar a morir de hambre. Pero es igualmente cierto que por un pelo muchos se han salvado de morir  accidentalmente  de  o de una bala perdida.



Mae West, actriz de cine norteamericana, una vez adquirida la fama se convirtió en una mujer sensual  y no ocultaba su morbosidad cuando hablaba con un hombre atractivo.

Dizque le ponía el ojo entre la bragueta y la faltriquera y luego le interrogaba de la siguiente manera: “¿Tienes una pistola en el bolsillo o es que te alegras al verme?".



Un escritor que estuvo a su lado por mucho tiempo en Nueva York llegó a afirmar que no era arma ni entusiasmo por ella lo que los hombres le mostraban sino que tenía un grado tan alto de ninfomanía que la mantenía en ansiedad sexual.



Gustaba tanto de los hombres que el mismo personaje llegó a sostener en sus apuntes sobre la actriz: “Si decidía ver a alguien prefería que fuera un varón, tanto de día  como de noche, especialmente de noche”.



Eso sí, Mae fue una mujer inteligente. Se sabe que dio los primeros pasos en el Music-Hall como intérprete y cantante y actuó por primera vez en Broadway en 1911. Además escribió las obras Sex y Diamondil, que también protagonizó antes de entrar en el mundo del cine cumplidos los cuarenta años.


En el horno
Presumir es pues creerse una “cuca” la persona aunque todavía esté en el horno. Y cada uno presume lo que puede. Hasta de dar y convidar aunque no  pueda con ninguno de los dos.

Presumir es pues cosa de todos, así:



- La empleada doméstica de gran dama y tutea a la señora de la casa. 

- El chofer de carro particular de propietario del coche, y usa corbata.

 - El lechero de nutricionista, y a la hora de la entrega  la promociona como gran alimento.
- El hombre que menos le gusta la mujer de mujeriego, y a todas las lleva a la “muela” .
- El vulgar  curandero de médico cirujano, y no es capaz de sacarle una sonrisa a un payaso.
- El ignorante de doctor y el que no sabe escribir, de poeta.
- El mal carado de “tumbalocas”, y a todas les lanza piropos vulgares.
- El oficinista se cree jefe y la secretaria dueña del gerente, y de esta manera damos papaya para la malquerencia.



En estas consideraciones nos da la razón nada más y nada menos que el historiador Horacio Gómez Aristizábal  cuando al describir al colombiano señala: “Es experto en todo y especialista en nada. Prefiere parecer a ser. Servil con el poderoso y arrogante con el humilde. Quiere entrar a la política por la puerta ancha de un ministerio. A los negocios por la alta gerencia. Al ejército con el título de general".



Para finalizar una recomendación  paisa: que no nos den más papaya que bastante “fruta” nos han dado. Y lo peor  de todo, que la guerra en vez de calmarse y finalizar arrecia como la lluvia en época invernal. "¿Quién tuvo la culpa?" ¿El tubo? Qué ingenuidad tan angelical la del Gobierno, aún no sabe. Ni culparlo.  Es que este es un "gobierno Santo".