Fabián Henao
Columnista
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Como se puede observar en las redes sociales y en youtube se ha ampliado el número de casos de personas que al ser sorprendidas robando reciben el castigo inmediato de la comunidad que armada de palos y piedras le aplican al posible delincuente la paloterapía, la terapia del palo, “una maderiada”.
Uno de los casos más sonados de paloterapia se presentó en Bogotá; los vecinos del sector de Bosa cansados de esperar a que la Policía los protegieran de los ladrones y de los bandidos decidieron armarse con palos y piedras para perseguir a los que roban a los peatones, a los que se meten a las casas, a los abusadores; así lo manifestaron a los medios de comunicación anunciado que ya estaban advertidos.
El problema de la paloterapía es cuando a la comunidad se le va la mano aplicándola, controlar la fuerza de tantas personas enfurecidas es muy complicado; en Dosquebradas, en el barrio Campestre A ocurrió el caso de una persona que murió a causa de la paliza que recibió luego de ser capturado por la turba que lo acusaba de haberse robado un celular y 200.000 pesos en efectivo.
Frente a este hecho los lectores de El Diario opinaron a través de la página que desafortunadamente a la gente le toca tomar la justicia de esta manera ya que no existen garantías para que la gente pueda denunciar los delitos; otro lector dice que es muy bueno porque la policía atrapa los bandidos y los jueces los sueltan; otro dice que hay que incrementar la paloterapia con los bandidos porque los entes del Estado son incapaces de brindar seguridad a las personas trabajadoras.
Lo malo de la paloterapia es que las personas se toman la justicia por su propia mano y desencadenan (como ocurrió en Dosquebradas) una fuerza brutal que proviene de varias personas en estado de exaltación y esto puede desencadenar en otras formas de violencia más graves que el mismo hecho que las generó.
Lo malo de la paloterapia es que las personas se toman la justicia por su propia mano y desencadenan (como ocurrió en Dosquebradas) una fuerza brutal que proviene de varias personas en estado de exaltación y esto puede desencadenar en otras formas de violencia más graves que el mismo hecho que las generó.
La paloterapia es como el desahogo social de una población agotada y desencantada del sistema judicial que se equivoca; la paloterapia representa el castigo que no recibió la persona cuando se estaba educando (si fue que lo hizo) y termina apropiándose de la sentencia popular que dice: “Lo que uno no aprende en la escuela con amor, la vida se lo enseña con dolor”.