
CLAUDIA RESTREPO
DIARIO DEL OTÚN
Cambiar el tradicional timbre para la hora del descanso o cambio de clases por bombillos de color verde y rojo en cada salón, es uno de los métodos que el colegio Empresarial del Municipio Industrial ha implementando para acabar con el ruido que estaba afectando a estudiantes y profesores.
La iniciativa nació hace 4 años ante la necesidad de crear una nueva cultura sobre el tema, ya que las afectaciones que se estaban presentando eran preocupantes y porque en la normatividad colombiana solo se sanciona a los colegios pero no existe regulación.
Pero no solo se hizo con este propósito, también se tuvo en cuenta las enfermedades que los profesores estaban empezando a padecer por el estrés que se maneja al interior de un salón de clases, que muchas veces está relacionado con el ruido porque no existen un manejo técnico sobre el mismo.
El proyecto ha sido liderado por el profesor Néstor Jairo Zapata Zuleta, ingeniero ambiental y licenciado en biología y química. “He buscado mucho y creo que somos el único colegio a nivel nacional que tiene una propuesta completa sobre la descontaminación auditiva”.
Cuando empezaron con la estrategia los maestros sacaban tarjetas de colores similares a las de un partido de fútbol para controlar el ruido que se convirtió solo en mecanismo de control.
Incluso los aplausos en los salones son de la misma manera como lo hacen las personas con limitaciones auditivas, extienden sus manos hacia arriba y las agitan, pero no suenan.
Reglas
Se implementaron 12 normas que de no cumplir el estudiante recibe comparendos que incluso van con copia a la hoja de vida de cada joven, es una sanción pedagógica más no económica.
“En una investigación que hice el timbre estaba generando más de 110 decibles y se dice que cuando se pasa de 40 es perjudicial para el estudiante porque no puede concentrarse, según la Organización Mundial de Salud, entonces son varios factores que se incluyen en el aprendizaje de los jóvenes”, dijo Zapata Zuleta.
Comentó también que en el primer año del proceso se hizo un estudio y se determinaron los salones con mayor y menor ruido, y donde había más contaminación auditiva los estudiantes tenían problemas para concentrarse y no rendían académicamente, pero donde había menos el comportamiento fue diferente.
“No solo revisamos lo que pasaba con los estudiantes, sino que se les midió la presión arterial a los profesores cuando entraban a los diferentes salones de clases. Encontré gran diferencia entre los más y menos ruidosos”, señaló el docente.
Agregó que el proyecto se ejecuta en todos los grados, pero los jóvenes de grado 6 son los que más dificultad tienen para adaptarse.
“Puede ser porque son los más pequeños, pero también porque no saben cómo son los proceso que llevamos en el colegio”, manifestó.
¿Qué sigue?
El docente comentó además que ahora se busca inyectarle tecnología al proyecto y por eso junto a una empresa están elaborando un semáforo para ubicarlo en cada aula, tiene colores blancos, amarillos y rojos.
“Hay un dispositivo que tomará la información del ruido y será llevado a un software que determinarán varios puntos y así se informa a los profesores cómo se vive una clase con relación a la contaminación auditiva”, explicó. Los alumnos tendrán una alarma visual para saber cómo se están comportando frente al tema.
“A los jóvenes este proyecto les ayudará mucho en su vida profesional cuando salgan del colegio, si prendieron el respeto y el valor del silencio lo harán en su vida de adulto”, puntualizó el docente.
Opioniones
Michel Conde García
Grado 7.
“Nos están enseñanado a cuidar más el planeta y eso no hace mejores personas. Cuando entramos a sexto éramos muy ruidosos y ahora el cambio es notorio, a todos los estudiantes les gusta el proyecto”.
Sebastián Mejía Morales
Grado 10.
“Las estrategias para la descontaminación son buenas porque estamos usando códigos que todos los estudiantes saben. A comparación con otros colegios donde he estado, la diferencia es muy notoria, acá se respira otro ambiente”.
María Nidia Aramendis
Profesora.
“Esto nos ayuda porque los estudiantes se concentran más en las clases ya que en medio del ruido no se puede aprender. Cuando se usa el timbre los mismos muchachos no piden de nuevo el uso de los bombillos”.
Samuel David Sánchez
Grado 11.
“Antes el colegio era muy ruidoso y ahora se nota la diferencia, fue raro para nosotros pero la cultura del no ruido ha sido muy buena para nosotros. Antes las clases eran más estresantes”.