
En el país se conocen tres modalidades de este delito. La clásica donde el criminal lo contacta mediante carta, panfleto, mensajes de texto o llamadas a través de un celular o teléfono fijo y le exige dinero.
La segunda donde alguien que realmente es integrante de bandas criminales o de la guerrilla lo contacta, generalmente en forma personalizada. Las víctimas son en su mayoría del sector comercial, gerentes o dueños de empresas y fincas, a quienes les informan de qué grupo son para brindarles seguridad privada y tranquilidad.
Generalmente son ‘decentes’ y no imponen una cifra, sino que tratan de llegar a un acuerdo, aduciendo que saben cuánto más o menos pueden pagar y negocian las cifras que son en su mayoría las mal llamadas ‘vacunas anuales’.
Carcelaria
La modalidad más común se produce cuando quien llama a la víctima dice que hace parte de una organización delincuencial o de un grupo al margen de la ley; la negociación es muy rápida y siempre a través de llamadas y mensajes de texto. El pago se realiza casi siempre por consignación a terceros por fuera de la cárcel. Son personas con vocabulario obsceno, se alteran con facilidad, intimidan de manera frecuente y presionan demasiado a sus víctimas.
También llaman identificándose como miembros de la Policía, diciendo que tienen a un familiar capturado en un puesto de control y para no judicializarlo le exigen entre $2 y $4 millones.
Usan un tono de voz calmado y son decentes para no dañar su fachada. En este caso la negociación no dura más de 30 minutos.
Un caso
El siguiente es uno de los casos recientes ocurrido en el departamento, en el cual una persona fue secuestrada tras la publicación de un anuncio en los clasificados acerca de la venta de una camioneta.
El delincuente llamó a la víctima, le dijo que le interesaba el vehículo y tras haber adelantado la negociación con el propietario, lo citó en una casa para realizar el pago.
Al llegar el hombre fue retenido por el supuesto comprador, quien al lado de otros hombres le robaron el vehículo, las tarjetas débito y crédito y los documentos del carro.
Quince horas después cuando la camioneta estaba en otra ciudad lo dejaron amarrado dentro del inmueble.
Zona cafetera
En la zona cafetera se han presentado casos de extorsión a los caficultores. Los malhechores se hacen pasar por grandes compradores de café y en un principio preguntan cuánta cantidad le pueden vender en el momento, después llaman a decir si tienen más y que les van a pagar en consignación por cheque un encargo por $15 millones, pero al documento monetario le quedan sobrando $5 millones y los necesitan de forma inmediata, y dicen que les envíen el restante en consignación de efectivo.
La víctima constata en el banco si han girado a su cuenta un cheque por $20 millones y confirma que sí. Entonces envía el dinero al desconocido comprador, pero horas más tarde cuando va a reclamar la suma le dicen que el cheque es falso.
Secuestro
A una importante empresa de transportes de la ciudad de Pereira la contrataron para el supuesto viaje de un grupo perteneciente a una iglesia, las personas salían de zona rural hacia la capital. A quien despacha el vehículo le solicitan la mayor cantidad de datos del conductor para tener mayor confianza.
Cuando inicia la ruta lo contactan, le preguntan dónde está y le dicen que se quede quieto, que un grupo armado ilegal lo tiene rodeado y a su familia vigilada, además le mencionan datos personales recopilados con anterioridad y le piden que apague el teléfono aduciendo que si lo prende antes de 20 minutos se enterarán.
En ese lapso llaman al jefe, le dicen que tienen secuestrado al trabajador y piden tentativamente $20 millones para liberarlo. Como la persona tiene el teléfono apagado, nadie lo localiza y de inmediato entran en pánico. En este caso, el empresario llamó al Gaula y no accedió a pagar la extorsión. Cuando las autoridades llegaron el transportador estaba estacionado en zona rural, fuera de peligro.
Puede pasarle
La microextorsión nunca supera el salario mínimo mensual vigente, la pueden hacer desde el día a día o hasta mensualmente. Siempre la realizan delincuentes que buscan tener el control de un sitio o barrio ya que viven en el mismo sector, por esto la exigencia siempre es presencial.