
Javier Chaves Castro
El Diario del Otún
Julián Andrés Angulo es un pereirano de pura cepa que hizo un alto en el camino en sus actividades cotidianas para sumergirse en la fiebre mundialista. Sin pensarlo dos veces armó maletas y emprendió su gran aventura en Brasil.
Después de vivir diez inolvidables días en la tierra de la samba, regresó a su amada Perla del Otún con la satisfacción del deber cumplido y con el grato recuerdo de aquellos triunfos de la Selección Colombia.
“Era un viejo anhelo que venía alimentado desde hace varios años. Siempre quise ir a un Mundial y Brasil era la oportunidad perfecta”, comentó este hombre de 40 años quien dejó a un lado su agitada vida de abogado litigante para entregarse a la pasión por el fútbol.
Inicialmente llegó a Brasilia para ver el emotivo encuentro entre Colombia y Costa de Marfil, fue uno de los privilegiados que observó el contundente triunfo cafetero sobre los llamados “Leones indomables”.
Después de ese vibrante partido continuó su periplo rumbo a Río de Janeiro, tenía planeado viajar en avión pero en medio del caos aéreo que vive Brasil por estos días, el viaje fue cancelado y no tuvo más alternativa que desplazarse por tierra.
En Brasilia conoció a una pareja colombiana que viajaba en un auto rentado y en compañía de su amigo se unieron a esta aventura por las carreteras brasileñas.
“No conocíamos muy bien la ruta y debíamos guiarnos por el GPS, ese fue nuestro gran aliado para llegar a Río”, afirmó este entusiasta aventurero.
Fueron 20 largas horas de recorrido para llegar a Río de Janeiro, la mágica ciudad brasileña que por estos días alberga a millones de hinchas de todos los rincones del mundo.
Sin proponérselo en esta ciudad cumplió otro viejo sueño, conoció la sede del Fluminense, uno de los clubes más populares de Río y que tiene un especial arraigo entre la gente joven.
Irónicamente Julián solo pensaba comprar una camiseta del Flu pero gracias a un nativo que conoció en un restaurante, pudo conocer la sede del club.
En Río de Janeiro no podía alejarse de la fiebre mundialista y por ello no dudó en comprar un tiquete para ver el partido Ecuador-Francia en el mítico Estadio Maracaná.
El partido entre Colombia ante Japón lo observó en uno de los “Fan Fest” donde se concentran los hinchas de todo el mundo en un paradisiaco marco de colorido, fiesta, cerveza y caipiriña, una de las bebidas más populares en la playa.
Obviamente no faltaba el colombiano más intrépido que llevó una que otra botella de aguardiente entre su maleta y brindaba a diestra y siniestra a cuanto compatriota se encontraba en su camino.
Fue una auténtica fiesta que seguramente Julián Andrés no olvidará jamás.