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Decálogo del buen cibernauta - El Diario del Otún-Agosto 8 2012


Jairo Cala Otero
El Diario del Otún


Hay desorden en las comunicaciones que por la red se mueven, y no parece fácil la adopción de un mecanismo eficaz por parte de servidores de Internet para regular tales comunicaciones. Corresponde, entonces, a cada cibernauta la adopción de sus propias estrategias para manejar su comunicación personal por estas autopistas del ciberespacio.


Sin pretender que sea norma irrestricta, ni mucho menos una imposición (pretensión ilusa, además, por imposible), aporto las siguientes sugerencias a manera de decálogo para hacer uso de las comunicaciones virtuales. Pudiera ser que en algo ayuden a frenar tan frenético caos.


1. No controviertas inútilmente. Si te llegan mensajes con cuyo contenido tú no estás de acuerdo, no te precipites a contestar con frases agresivas; ni a insultar al remitente, pues, generalmente, este apenas ha hecho un reenvío, no es el autor del escrito. Y si el mensaje es original, no hay razón para que tú manifiestes que eres intolerante, grosero o patán; ni que no eres capaz de disentir sin apelar a la violencia con las palabras. Quien queda mal eres tú, exclusivamente tú; y eso ¡también es perder algo de ti! Es preferible que borres esos mensajes que te sacan de casillas, antes que dejarte tentar por el ímpetu de agredir por escrito.

2. Si leiste, pero no vas a contestar inmediatamente, vuelve a marcar como no leído. El 80% de los mensajes personalizados no reciben contestación, porque los administradores de las cuentas electrónicas tienen una inapopiada manía: leen, cierran y abren otro mensaje. Al final, de tanto poner la mente a «saltar» entre varios documentos, se olvidan de dar respuesta a aquellos mensajes que la necesitan.


Pasan, pues, por descorteses o faltos de condescendencia con quienes les han escrito, por esa indisciplina de abrir, leer y cerrar los correos. Consejo: si no vas a contestar de inmediato, por alguna razón exclusivamente tuya, marca el mensaje como si no lo hubieses leído; de esa forma recordarás que no lo has contestado, la próxima vez que explores tu cuenta electrónica. Es fácil ser ordenado, para no quedar mal ante tus corresponsales.


3. Usa una contestación automática, si no tienes disposición para contestar. Como el fenómeno de no contestar es mayoritario, usa, al menos, una respuesta automática para los mensajes que ingresan a tu computadora. Tu página de correo tiene una herramienta que te facilita apelar a tal instrumento de comunicación automática. Con ello, cuando menos, tu corresponsal se da por enterado de que tú recibiste tu mensaje. Y, en lo posible, contéstalo más tarde. Sé cordial.

4. Escribe formalmente, como si lo hicieses en papel. Erróneamente se ha extendido la creencia de que los mensajes por correo electrónico deben estar desprovistos de formalismo y corrección. Como la forma de escritura nos delata (revela el carácter o el perfil personal que tenemos), es aconsejable escribir al derecho: saludar, usar las reglas sociales conocidas, respetar al lector del mensaje, respetar la normativa ortográfica, redactar claramente, usar los signos de puntuación, ser circunspecto y despedirse cortésmente. 

5. Ayuda a descontaminar la red, borra los correos «basura». Se estima que el 70% de lo que circula por Internet puede clasificarse como «basura cibernética». Aprender a aguzar la mente para identificar tales correos es una premisa irrenunciable. Obviamente, no se trata de desconfiar de todos los correos; ahí podrían «caer» los de tus amigos, familiares, compañeros y relacionados. Descontamina la red,borra correos con «cadenas milagrosas», alertas sobre quiénes te eliminaron de la mensajería instantánea, notificaciones de bancos (donde ¡ni cuenta tienes!), anuncios de llamadas sorprendentes, notificación de que algún magnate está regalando su archifortuna económica, etcétera. ¡Cuidado, son trampas de los productores de virus para hacerse a largas listas de direcciones electrónicas! .



6. Contesta los correos personalizados, respeta a quien te los manda. Por elemental cortesía contesta aquellos mensajes que solo están dirigidos a ti. Considera al remitente, piensa en el tiempo que él ha dedicado para escribirte, valora el aprecio y cariño que te demuestra con ese detalle de escribirte. Ponte en sus zapatos. ¿A ti te gustaría que esa persona tampoco te contestara algún mensaje urgente que le enviaras? Si no te gustaría, no le hagas a ella lo que no te agrada a ti.  

7. Si no te gusta algún mensaje, manifiéstalo culta y pacíficamente. Es inútil la agresividad de palabra, solo deja descomposición del estado de ánimo, y, posiblemente, enfrentamientos personales. No te rebajes, ni te agites por tonterías. En esos casos, desestima ese mensaje que no te agradó: bórralo de tus archivos, sencillamente. 

8. No abuses de la confianza de tu interlocutor, respétalo. Por más confianza que te brinde alguna persona con quien cruzas mensajes por la red, no abuses de su benevolencia. Si ella presta algún servicio, o es docta en alguna materia de la que tú necesitas apoyo para algún fin personal, pregúntale por el valor monetario de su trabajo. Es incivilizado ordenar misiones laborales acogiéndose a la confianza otorgada, esperando que te resulten gratis. Aquella persona también -como tú- trabaja para ganar dinero para su sustento y el de su familia. 

9. No escribas correos ni sostengas conversaciones usando solo mayúsculas. Enviar mensajes por correo, o sostener conversaciones que contengan solamente palabras en mayúsculas no es recomendable. Eso significa que tú estás gritando al destinatario de tu mensaje. Habla (escribe) en tono bajo. A menos que quieras pasar como persona de carácter alterado a todo momento, escribe en minúsculas.

10. Sé indulgente con los errores ajenos. Como nadie es perfecto, y quien pose de serlo es un «perfecto» equivocado, sé indulgente con quienes se equivocan al transmitir algún mensaje, dar alguna opinión o criticar algún suceso. ¿Qué sabes tú acerca del estado de ánimo en que se encontraba aquella persona en aquel momento? Entonces, no te lances con «espada» sobre ella para destrozarla emocionalmente. Más bien, demuestra que eres capaz de ser humanitario, ayúdala con orientación; usa para ello palabras corteses y amigables.