“Se trata de usar la energía solar como combustible”, afirmó Valentina Bedoya, una de las gestoras de este invento que además está hecho con material reciclable.
“El panel solar almacena la energía, pasa a un acumulador que contiene cloro y ácido sulfúrico, estos extraen la alimentación eléctrica y de allí pasan a un motor que junto a una serie de poleas conectadas permiten que el carro se pueda desplazar”, señala Bedoya, mientras que su compañera de grado 10, Lina Marcela Zuluaga explica el objetivo de su proyecto.
“Quisimos decirle a la gente que es funcional para el medio ambiente porque no contamina, además para que sepan que con chatarra y energía solar se pueden hacer muchas cosas”.
La batería de este vehículo puede durar entre medio y un día entero, “el carro tiene un medidor de energía que señala con una luna o un sol si es de noche o de día o si está a la luz o a la sombra”, explicó Zuluaga. Las jóvenes aseguran que de ser posible, les gustaría exponer su proyecto en otro espacio, “porque hay mucha gente interesada en él”.
La batería de este vehículo puede durar entre medio y un día entero, “el carro tiene un medidor de energía que señala con una luna o un sol si es de noche o de día o si está a la luz o a la sombra”, explicó Zuluaga. Las jóvenes aseguran que de ser posible, les gustaría exponer su proyecto en otro espacio, “porque hay mucha gente interesada en él”.
Hace dos meses iniciaron con el trabajo. “Compramos el metal en una chatarrería y aprendimos a soldar. Hicimos los planos. El panel solar lo trajimos de Bogotá, es resistente al agua por lo que logra proteger las celdas”. Según las estudiantes, el Cooperativito Ecológico puede ser adaptable a las necesidades del usuario “se puede para dos personas pero un prototipo más grande necesitaría otro panel solar”, informaron.
