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Instituto Técnico Superior, La articulación de las instituciones tecnológicas - El Diario del Otún - Septiembre 7 2011

José Daniel Ocampo Marulanda


Por generaciones el Instituto Técnico Superior ha sido un centro de formación de reconocimiento regional, pues sus modalidades y especialidades han perdurado en el tiempo, formando en alta calidad a jóvenes, ya para el ingreso a las universidades de la zona, ya para trabajar en la industria o ya para formar su propia empresa. Sin embargo el funcionamiento de la institución está regido por la política nacional que por sus coyunturas, no siempre atinan al mejoramiento cualitativo del proceso educativo académico y tecnológico.

La formación educativa colombiana, se estructura por niveles definidos con propósitos, funciones y formas de organización específicos que no permiten hablar de un sistema educativo identificable por las relaciones e interacciones que deben existir entre sus componentes y actores, con respecto a un todo. Esta desarticulación del aparato escolar colombiano presenta problemas; las reformas adornan, son efímeras y coyunturales, se quedan en los enunciados; propicia prácticas educativas tradicionalistas y resistentes a los cambios.

En este contexto de desarticulación de la educación colombiana, está el nivel de educación media, que se caracteriza por ser el nivel de más baja cobertura en el país y por ser el más confuso en su identidad y propósitos. Aparentemente y con fundamento legal, este nivel aparece como una continuidad de la educación básica y pretende ser puente entre la educación básica y la educación superior y el mundo del trabajo. Los esfuerzos del Estado en este campo han sido infructuosos y, con mayor fuerza, en la media técnica.

El país requiere urgentemente la formulación de una política para el nivel de educación media, con opciones de formación para el trabajo y formación tecnológica moderna que sirva para empoderar a los estudiantes de tal manera que, en términos de capacidad intelectual y social, tengan todos las mismas posibilidades de competir tanto por un cupo a la educación superior como por un lugar en el mercado del trabajo. Esta política debe asumir con seriedad y responsabilidad la articulación real del nivel con la educación básica, la educación superior y el mundo del trabajo, desde los puntos de vista legal, educativo y de impacto social, cuyos problemas vigentes lo tienen asfixiado.