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Vanessa Posada más allá del Desafío - El Diario Del Otùn - Octubre 10 2015 - www.ciudadpereira.com

Óscar Andrés Quintero Aguirre
El Diario del Otún
"La experiencia que tuve en este último Desafío no tiene comparación, la gente de La India es muy entregada a los demás. Si me invitan de nuevo diría que sí, pero mejor que le den la oportunidad a otras personas, yo ya lo que quería mostrar como mujer pereirana lo demostré, creo que ese estigma en que nos han tenido ha ido cambiando y me alegra que yo pueda colaborar en ello, lo dejé todo, tanto físicamente, como en convivencia", y es que esta pereirana de 22 años de edad, estudiante de Ingeniería Industrial de la Universidad Tecnológica de Pereira, desde muy pequeña ha querido luchar por los derechos de las mujeres y por el buen nombre de sus coterráneas, quienes por años han tenido que cargar alrededor del mundo con una marca que dista mucho de la realidad.


Vanessa Posada, actual ganadora del reality El Desafío, creció en una familia llena de felicidad y amor, conformada por su papá Mario Posada, su mamá a quien adora, Liliana Vargas, y su hermano mayor, Carlos Mario. Recuerda su niñez como una de las mejores etapas de su vida, en la que disfrutaba de hacer deporte con los hombres de la casa, y además era la consentida de su progenitor.


"Mi papá me decía mi ñaña, un apodo que rescataron en El Desafió. Éramos una familia que siempre nos reuníamos a hacer la bandeja paisa con los tíos, primos y abuelos, muy unidos, nos gustaba mucho hacer deporte, jugábamos fútbol mi papá, mi hermanito y yo, solo recuerdo felicidad y unión".


Sus primeros años de vida los vivió en un sector de la capital risaraldense llamado Hamburgo, allí divertía a propios y extraños con sus pilatunas, era una 'piquiña', como ella misma se denomina. Su barrio era un reality de amigos, con ellos jugaba, bailaba, se reía, se enojaba, pero siempre se reconciliaba, dejó huella en sus vecinos por ser esa chiquilla extrovertida que tenía una cara amable para quien la necesitaba y eso fue recompensado, pues seguro muchos de aquel barrio votaron para que ella alcanzara el logro del que hoy disfruta.


"Viví la niñez cerca al barrio El Poblado, allá tengo personas que quiero muchísimo. Recuerdo a mis amigas de infancia, a Andrea, Tatiana, a mis vecinas, a Martha, en realidad son muchos que en este momento se me pasan, pero yo sé que recuerdan que era la que bailaba en todas las verbenas de la cuadra, la que salía con los niños a montar en bicicleta, yo siempre he sido una mujer como muy extrovertida y en todas partes estaba en los actos culturales".

Maduró muy joven
Todo era felicidad y amor en la familia Posada Vargas hasta que el destino les jugó una mala pasada. El jefe del hogar, ese hombre que daba la vida por sus hijos, cayó a la cárcel, y su ñaña fue quien más sufrió, pues con tan solo 5 años no entendía porqué su papá no estaba con ella. Con el tiempo y la ayuda de su mamá fue entendiendo que aunque debía estar alejada de él físicamente, sus corazones estarían unidos por siempre.


Fueron muchos años de visitas a distintas ciudades, de sonrisas al verse y muchas lágrimas separadas por los barrotes de una fría celda, pero Vanessa, esa niña tierna, supo afrontar la situación y del infortunio hizo su fortaleza: su amor y servicio a los demás.


"Cuando yo tenía 5 años, por cuestiones de la vida a mi papá lo metieron a la cárcel 9 años, yo viví en carne propia lo que pasan las familias que tienen a un ser querido tras las rejas. La verdad, cuando él estuvo privado de la libertad fui a muchas partes a visitarlo, a Bogotá, a La Dorada, estuvo acá en Pereira, fueron años realmente duros, pero yo no entendía mucho. Desde mis 5 años hasta los 13 él estuvo en la cárcel, lo de mi papá fue una injusticia, era muy duro lo que uno veía, la pobreza que hay en las cárceles, el que tenga dinero la pasa bien, pero el que no le toca dormir en el piso. La verdad fueron unos momentos muy duros para la familia. Yo lo cuento es porque me enorgullece, no me avergüenzo porque aunque nos tocó muy duro, mi mamá y yo siempre fuimos muy verracas y mi papá siempre me enseñó a ser muy íntegra, se lo agradezco. Fue muy estricto conmigo y por eso creo que hoy soy una buena mujer".

Poco lo disfrutó
Cuando su padre recobró la libertad lo que más quería era recuperar el tiempo perdido y estar al lado de los que amaba y los que lo amaban, sin embargo, el destino estaba escrito y corridos 7 meses falleció, un golpe aún más fuerte que la adolescente Vanessa tuvo que asimilar. Fueron circunstancias de dolor y frustración, de preguntas sin respuestas, de enojo con el Dios a quien todos los días le ora, porque no le había permitido disfrutar de su padre. 
No obstante, encontró el amor paterno en su madre, quien siempre ha trabajado muy duro para sacar a sus hijos adelante y el fallecimiento de don Mario las unió más.


"La gente que me conoce sabe que soy muy alegre, pero no sabe por lo que he pasado con mi mamá desde que se murió mi papá a mis 13 años, ella siempre se ha rebuscado la vida y me ha sacado adelante en la universidad, todo me lo ha dado y es mi ejemplo a seguir. Es una mujer que nunca la veo de mal genio, nunca dice una grosería y creo que toda esa energía que la gente recibe cuando me conoce, es por ella, y ya es justo que todo lo que ha hecho por mí sea recompensado. Mi papá se murió hace 8 años y esta es la hora en que solo vive para mi hermano y para mí, no ha conseguido otra persona, ha sido demasiado leal a él". 

El colegio y la diversión
Aunque se destacó por su buen comportamiento académico en las instituciones educativas que estuvo, no fueron pocas, también es recordada por profesores y compañeros por su hiperactividad, esa misma que la llevaba muy a menudo a la coordinación de disciplina porque no dejaba dictar clase.


"En Las Adoratrices mantenía en la coordinación porque hablaba mucho y me castigaban, solo quería estar jugando ponchado en el descanso y no entraba rápido a clase, la recocha era impresionante. Sé que a más de una de mis profesoras le saqué muchas canas, pero fui una mujer que quería hacer todo por el colegio, siempre con mucho sentido de pertenencia, con buenas notas académicas, lo único en lo que no me iba bien era en inglés y ustedes lo pudieron ver en El Desafío (risas)".


Aunque culminó sus estudios de secundaria en el colegio Rafael Reyes, instituciones como la escuela Boyacá, Las Franciscanas y La Enseñanza, disfrutaron de sus locuras y las docentes al ver en la pantalla chica su gran sonrisa y sus deseos de alcanzar todo lo que se propone, recordaron a esa estudiante traviesa, pero comprometida con su crecimiento académico, tanto así, que  meses después de su graduación ingresó a la UTP.


"Elegí Ingeniería Industrial porque siempre me había gustado esa carrera. Mi mamá cuando salí del colegio me dijo: Vane yo no puedo pagarte una universidad privada, mira las carreras que hay en la UTP, entonces dije, lo que yo quiero es tener mi propia empresa y de una pensé en entrar a estudiar Ingeniería Industrial, es una carrera que tiene un campo muy amplio y pues me gustaba toda la parte comercial. Cuando la termine voy a hacer una especialización en mercadeo".

Soy Pereirana
Luego de su paso en 2012 por su primer Desafío en el que hizo parte del equipo cafetero, Vanessa en compañía de Valentina Robledo, una de sus mejores amigas, decidió crear la fundación Soy Pereirana, con el objetivo de reivindicar el nombre de la mujer nacida en la capital risaraldense en cada rincón del mundo. Lo que empezó como una marcha en 2013 se convirtió en una lucha y en 2014 se estipuló como fundación que realiza obras sociales.


"Empecé a ayudar a las mujeres aunque no tenía los recursos, pero Dios es tan grande que me permitió obtener este dinero en El Desafío y ahora voy a tener el capital para emprender los proyectos que tenía preparados, lo poco que hacía era ir a los barrios, hablar con la gente, les regalaba cosas poquitas que me conseguía con amigos que tenían empresas privadas, por eso es que no se veía como tanto, pero ahora sí voy a hacer algo muy bonito".


Entre los proyectos a emprender y gracias a la experiencia que tuvo con su padre en prisión, se ha propuesto trabajar por los hijos de las reclusas de la penitenciaría La Badea. "He ido varias veces a la cárcel de mujeres de Pereira, la última vez que fui había 21 niños con sus madres y me parece que la guardería que tienen allá no es la adecuada para estudiar, entonces quiero ir, brindarles muchas cosas, decorar la guardería, colaborarles con lo que necesiten".


Otra de las iniciativas es ampliar la producción de tapetes artesanales, oficio con el que ha ayudado económicamente en su casa. Espera contratar entre 20 y 30 mujeres cabezas de hogar para que le colaboren y así brindarles un ingreso para mejorar sus vidas y las de sus hijos.


Finalmente,  agradeció a dos personas quienes desde Pereira fueron artífices de su triunfo en la India. "Katherine González, fue la líder de la campaña de publicidad, llamaba a las emisoras, iba a los periódicos, mantenía con un bafle para arriba y para abajo, fue fundamental al igual que mi tía Sandra Vargas, quien es otro pilar en mi vida, es como mi segunda mamá, mi parcera", concluyó.