pereira

Vannesa, ejemplo de mujer pereirana - El Diario del Otún - Septiembre 11 2012


Luego de pasar cerca de 53 días en el reality El Desafío-El Fin del Mundo, del Canal Caracol, Vannesa Posada Vargas, de tan solo 19 años, se convirtió en una de las participantes más reconocidas del programa y una de tantas muestras de la pujanza de la mujer cafetera en el territorio nacional, tanto así que en la actualidad sus seguidores la nombraron representante de la región.


Tras 1,58 de estatura y una sonrisa de niña entusiasta se esconde una persona aguerrida, con una voluntad de hierro que la ayudó a soportar el calor extremo de las playas del Salvador, los mosquitos, el hambre, las interminables noches de lluvia, los malos olores y la incertidumbre de estar en medio de un juego, incomunicada de su familia y de su novio.

Quizá una de las lecciones más importantes que le dejó El Desafío fue el valorar las bondades que ha recibido en la vida, de tal manera que al haber pasado tantas necesidades hoy aprecia cada cucharada de arroz que cocinan en su casa, del cual procura comer siempre que puede e incluso cada vez que pasa por la cocina, recordando que en el programa  muy pocas veces recibieron una libra para ser repartida entre todos.

En el cuerpo, esta joven lleva las marcas de la lucha, de cada prueba, de los empujones y golpes que soportó para ganar, porque ganar allá significaba comer, dormir y bañarse, suplir necesidades básicas que en el Desafío son un lujo.

Heridas de cuando se caía o enredaba con los alambres de púas que colocaba la producción en los escenarios de batalla, las que los televidentes observaban en minutos y que en realidad duraban hasta seis horas.

Estas cicatrices la acompañarán por siempre para recordarle la experiencia más relevante que ha vivido a su corta edad, de la que su mamá conserva cada capítulo grabado y todo recorte de revistas y periódicos donde aparece el equipo de Los Cafeteros, el primero en este tipo de programas y en el cual se demostró que la gente oriunda del Triángulo del Café es luchadora y además maneja principios y valores intachables.

Cuando Vannesa camina por el centro, muchos se acercan a saludarla y a felicitarla por su papel en El Desafío, la abrazan, se toman fotos con ella y hasta le piden autógrafos. 
Aunque ella reconoce que esta fama repentina dura tan solo "un cuarto de hora", disfruta del cariño de la gente y en especial de sus coterráneos a quienes les agradece su apoyo.


La imagen de niña acomodada, "fresa" o "gomela" como muchos pensaban que era, quedó atrás para sus compañeros y para toda Colombia.  Quienes la vieron en el primer capítulo no esperaban mucho de esta estudiante de cuarto semestre de ingeniería industrial de la UTP, pero Vannesa demostró que la grandeza de una persona se encuentra en su espíritu y que cada persona puede hacer todo lo que se proponga siempre y cuando lo desee con el corazón.